Una decisión justa y esperada

La decisión del Presidente Obama de sacar a Cuba del listado de países terroristas es justa y se esperaba aunque, como sucede en el deshielo de las relaciones cubano-norteamericanas, sorprenden su rapidez y transparencia; algo poco usual en las relaciones internacionales de hoy y, más aún, en un ambiente político enrarecido durante más de 50 años. La Cumbre de las Américas ha sido el escenario elegido para la representación de una nueva etapa entre Estados Unidos y Cuba y, algo muy importante, ha redimensionado la relación estratégica entre Estados Unidos y América Latina. Como señaló Hillary Clinton, las relaciones con Cuba han distorsionado y marcado todas las relaciones con América Latina.

Esta decisión justa y esperada supone que en 45 días Cuba abandonará la lista negra de países terroristas lo que favorecerá los intereses norteamericanos en la Isla y facilitará a las autoridades cubanas su presencia en organismos internacionales, al tiempo que potenciará su acción en el ámbito multilateral. De igual manera, dinamizará el avance y desarrollo de sus instituciones, y tendrá un reflejo positivo en la vida cotidiana de los cubanos.

He destacado en diversas ocasiones que Cuba ha condenado y rechazado frontalmente el terrorismo y los actos terroristas, y ha colaborado activamente en esta materia con países como España y Colombia. Su ingreso en la lista de Estados patrocinadores del terrorismo en 1982 no estaba lo suficientemente fundado y, a día de hoy, no tiene justificación pues el contexto político de la Guerra Fría ha quedado atrás y la esfera internacional ha evolucionado mucho en más de tres décadas.

La hoja de ruta de los presidentes Castro y Obama está sobre la mesa y ambos coinciden en que la apertura de relaciones es un proceso irreversible. Antes de que finalice el año habrá que estar atentos a la apertura de legaciones en La Habana y Washington, aunque aún hay que sortear numerosos escollos entre las orillas del mar Caribe. La voluntad política de acercamiento de ambos presidentes es firme. Y la decisión de Obama justa y esperada.