Barcelona tiene poder…

Barcelona será la sede del Secretariado del Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo por derecho propio y porque ha hecho valer más de una década de trabajo político, diplomático y de concienciación europea, que ha permitido desarrollar un instrumento estratégico de la política de vecindad de la UE. Barcelona ha sido el escenario del consenso de muchos proyectos y de muchos sueños para el espacio euromediterráneo. La ciudad condal presta su nombre al proceso de acción para un Mediterráneo más cohesionado y armónico en lo político, en lo social y en lo económico, y menos contaminado por viejos conflictos y rivalidades.

Esta ciudad de indudable vocación mediterránea, en tanto que urbe abierta, multicultural, respetuosa con la diversidad y con la pluralidad, es un balcón europeo de par en par abierto al Mediterráneo, cuya historia y futuro se refleja en las aguas del Mare Nostrum. Ahora más que nunca y tras su designación como sede del Secretariado, Barcelona siente el orgullo de su europeidad mediterránea, que se plasma en la identidad de sus instituciones y en el conjunto de su sociedad civil.

La ciudad no fue por casualidad cuna del proceso euro-mediterráneo, porque lleva años trabajando en la cimentación de la arquitectura política, social, económica y cultural euro-mediterránea. Simboliza lo mejor de ella y es un referente esencial del espíritu emprendedor, cosmopolita y solidario de Cataluña, de España y de la Unión Europea. A él le debemos la iniciativa del encuentro entre Europa con sus vecinos del Magreb y del Mashreq árabes e Israel.

Desde 1995, la política y la diplomacia españolas fueron conscientes de la necesidad del establecimiento de una política de vecindad y de concertación efectiva entre las riberas norte y sur del Mediterráneo, con el fin de afrontar el reto de crear un espacio de paz, seguridad y progreso compartidos en la región y para construir desde el acuerdo un horizonte de convivencia, innovación y conocimiento.

En este escenario y en la conmemoración del Año Euromediterráneo del Diálogo Cultural, Barcelona desempeña un papel protagonista con la convocatoria de foros, líneas de análisis, investigaciones e iniciativas públicas y privadas encaminadas a hacer del Mediterráneo un mar de diversidad. En su desarrollo y enfoque aplica la tradición consolidada por el Foro Universal de las Culturas de 2004, anclado en su profunda raíz mediterránea, que refuerza nuestro orgullo de un pasado fecundo y la responsabilidad de un futuro de unión para afrontar los desafíos de una globalización imparable que transforma a velocidad vertiginosa los procesos históricos.

Desde el Gobierno de España y el Ministerio de Asuntos Exteriores y de Cooperación hemos trabajado con entusiasmo e interés para que Barcelona albergue la sede del Secretariado del Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo. Su defensa la inició el Presidente del Gobierno en la Cumbre de París del pasado 13 de julio y se extendió a todos los encuentros bilaterales con los 27 países de la Unión y los Estados de la zona y, afortunadamente, ha culminado felizmente con su designación en la Conferencia Ministerial de Euromed de Marsella.

Barcelona se enfrenta ahora a la gran responsabilidad de modelar el ritmo, la dirección y el contenido de esta nueva fase del Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo. Los proyectos aprobados en la Cumbre serán un acicate para la promoción de empresas y actividades ligadas al medio ambiente, a las energías renovables, los servicios, las infraestructuras, la investigación o la innovación.

Barcelona ha sido una apuesta común del Gobierno de España, la Generalitat de Cataluña y su Ayuntamiento y ha contado con el respaldo incondicional de la sociedad civil catalana y barcelonesa, así como con el apoyo inequívoco de todas las Comunidades Autónomas. Hemos sido conscientes de la rivalidad que representaban otras candidaturas, pero Barcelona se ha impulsado mediante el consenso y la integración, por nuestra capacidad de servicio y eficacia. España ha ofrecido lo mejor del partenariado euro-mediterráneo, así como todo su acerbo político y diplomático, y una experiencia que abarca desde el diálogo político, hasta áreas tan sensibles como la seguridad, el desarrollo sostenible, el comercio, la educación o la cultura.

Entre las grandes bazas para que Barcelona haya ganado la sede del Secretariado está su entorno único y sus inmejorables condiciones desde el punto de vista logístico, pues cuenta con unas conexiones aéreas excelentes con el conjunto de los países europeos y mediterráneos, con el tren de alta velocidad y uno de los puertos más importantes de la cuenca.

Los gobiernos de España, Cataluña y Barcelona teníamos confianza en la candidatura de Barcelona, pues como ha señalado Ramin Jahanbegloo, Barcelona es una ciudad global porque representa un refugio pacífico para aquellos que buscan compartir sus diferencias con otros, pero también porque Barcelona posee un espíritu que es mayor que la suma de sus partes. Ése es el auténtico mensaje de diversidad que Barcelona ofrece a España, Europa y el mundo.

Barcelona es a partir de ahora la capital del Mediterráneo y el Palacio de Pedralbes la sede institucional del Secretariado del Proceso de Barcelona: Unión por el Mediterráneo; un faro de iniciativas y proyectos de futuro para el área euro-mediterránea, pues Barcelona tiene el poder de convocar al diálogo y al progreso euromediterráneo.